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sábado, 16 de abril de 2011

Miercoles 13 de abril

 
Un pecho puede inflamarse y doler fundamentalmente por varios motivos: ingurgitación, obstrucción de un conducto e infección (mastitis).

La ingurgitación ocurre cuando los pechos producen más leche de la que el lactante extrae, aumentando ambos de tamaño y provocando dolor. Esto suele ocurrir al comienzo de la lactancia con la “subida de la leche”. Se da más frecuentemente en el primer hijo, y cuando durante los primeros días se amamanta al bebé con horarios rígidos y pocas tomas al día, o se le ofrecen suplementos de suero. La ingurgitación es mucho menos frecuente cuando el bebé se pone al pecho desde el primer momento tras el nacimiento y muy a menudo (unas 12 veces) los primeros días. En épocas posteriores de la lactancia es más raro, pero puede pasar si hay separación momentánea de madre y lactante (hospitalizacíon de madre o hijo, horario de trabajo) o si el lactante mama menos por enfermedad u otro problema o, simplemente, al dormir más horas por la noche. Puede provocar algo de fiebre si la ingurgitación es importante.
La solución es simple: extraer la leche (amamantando o con sacaleches) y calmar el dolor (antiinflamatorios y frío local). Quien mejor extrae la leche es el lactante: lactancia a demanda frecuente del niño (o de la madre: despertarlo si duele el pecho). En circunstancias especiales será preciso utilizar sacaleches. El agua caliente también ayuda a vaciar el pecho: una ducha o baño en agua calentita hace que la leche fluya con facilidad. Los medicamentos antiinflamatorios del tipo del ibuprofeno o el paracetamol calman bien el dolor y son perfectamente compatibles con la lactancia. La aplicación de compresas frías (bolsas de hielo o de verduras congeladas) sobre los pechos calma el dolor y son útiles tras haber extraído leche.

La obstrucción de conductos o la mastitis es la inflamación, normalmente de origen infeccioso, en una parte de un pecho que está más roja y endurecida de lo normal y provoca dolor localizado. Se puede acompañar de fiebre y molestias como las de la gripe (dolorimiento de huesos y articulaciones). En la obstrucción de un conducto, hay un componente de retención de leche (como en la ingurgitación, pero en una zona de un solo pecho) y en la mastitis, se produce una infección de esta leche retenida.
El tratamiento fundamental será el mismo de la ingurgitación: extraer leche con mucha frecuencia (el niño, o el sacaleches) y calmar el dolor (antiinflamatorios). La zona que el lactante vacía mejor del pecho es la que está más cerca de su mandíbula inferior: cambiando la posición del niño convenientemente para que su mandíbula apunte hacia la zona inflamada, esta se vaciará mejor. A menudo es también útil masajear la zona inflamada con suaves presiones hacia el pezón, tras aplicar calor en la zona. Puede hacerse bajo la ducha o en un baño de agua caliente. A veces se observa la salida de un pequeño tapón mucoso. Es importante ofrecer el pecho muy frecuentemente al bebé ya que es la forma más eficaz de vaciado. Si el amamantamiento resulta muy doloroso en el pecho afecto, se le puede ofrecer primero el otro pecho al bebé para que las primeras succiones, que son más vigorosas, las realice en el pecho que no duele, en cuanto se note la subida de la leche, se cambiará al bebé de pecho para que vacíe mejor el pecho afecto.
La leche del pecho enfermo es ligeramente más salada, por lo que puede haber problemas de rechazo del lactante a mamar de ese lado, lo que obligaría a la utilización más frecuente del sacaleches

Si el problema no se resuelve en 24 horas o aparece fiebre y malestar general, es posible que haya infección. La mastitis, al ser una infección localizada, casi siempre va a precisar de antibióticos que sean compatibles con la lactancia. Consulte a su médico. Si ha habido poca fiebre, se puede intentar durante 24 horas ver si mejora con la simple extracción frecuente y antiinflamatorios. Si la fiebre es alta de entrada (mayor de 38,5ºC) o empeora, o los análisis practicados indican que existe infección, es mejor dar antibióticos sin olvidar la extracción frecuente, a ser posible por el niño. Los antibióticos hay que tomarlos al menos 10 días. Es importante recordar que el reposo es una parte esencial del tratamiento y la madre debe guardar cama durante uno o dos días. Aunque haya infección el niño no se contagia al mamar.

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